8.2.06


Abrió los ojos y giró la cabeza. Iba a suspirar, pero sabía que si lo hacía se iba a despertar. Así que simplemente lo miró, mientras notaba como sus pestañas hacían un arco (de medio punto, pensó. Se lo diría cuando se despertara). Se acercó un poquito más a su cara y se fijó en sus párpados. Sus ojos se movían. Notaba el aire saliendo de su nariz y quiso besarlo, pero lo dejó dormir. Levantó la mano y tocó, muy despacito y con la punta de los dedos, su pelo. Como le gustaba tenerlo cerca. Se dio vuelta. Se sentó en la cama, lo más suavemente posible. Bajó primero un pie, después el otro. Se paró y mientras buscaba algo con lo que vestirse, lo miró. Estaba con una mano abajo de la almohada y la otra cerca de donde estaba la cara de ella. En la penumbra se veía ese lunar en la espalda que tanto le gustaba. La sábana le cubría la parte inferior del cuerpo, pero su rodilla estaba destapada.
Estaba tan acostumbrada a su cuerpo. Podría describir cada parte, cada lunar, cada cicatriz, cada músculo. Lo había recorrido tantas veces que ya no se acordaba de otros cuerpos. Sólo ese. Su cuerpo.

Caminó hasta la computadora y se sentó a escribir. Primero apagó el parlante, para que nada lo despertara. Quería estar un tiempo más simplemente con su presencia, con el conocimiento de que estaba ahí, atrás de ella, soñando. ¿Soñaba con ella? No le importaba.

¿Por qué el teclado tenía que hacer tanto ruido? Empezó a presionar las teclas más despacio. "Siempre pensé que esto no existía. Dormirme abrazada a él y despertarme abrazada a él. Saber que esto se va a repetir todas las noches. ¡Se duerme tan bien acompañada!. Cada vez que me muevo choco con su cuerpo. Apenas abro los ojos a la mañana él es lo primero que veo. Y lo último que veo cuando me voy a acostar. ¡Y verlo despertarse! Tiene una cara...primero abre los ojos despacito, como con miedo a la luz. Y después se da cuenta de que estoy ahí y me mira. Sonríe con esa cara de dormido que tanto me gusta, se pasa la mano por el pelo y me agarra de la cintura."Buen día" dice mientras bosteza. Siempre bosteza. Y después (un buen rato después) nos levantamos y nos vamos a la cocina. Mientras yo pongo la leche a calentar, él me pasa el bol para el cereal y saca el pan para sus tostadas. Desayunamos en silencio, o hablando, o escuchando música, o simplemente escuchando a Madrid. Con el calor que hace preferimos tener la ventana abierta.
Y después nos vestimos y nos preparamos para nuestra vida diaria: trabajo y estudio. Caminamos juntos hasta la parada del autobús. Él se va en uno distinto al mío, así que cuando llegamos a su parada, nos besamos y me voy caminando, sonriéndoles a los bebés que me miran desde sus cochecitos.
Esa es mi vida diaria. Eso es lo que me hace feliz. Lo quiero. No sé si él a mí, pero yo a él si. Más que a la vida misma. Siempre pensé que esa frase era cursi, pero ahora la entiendo." Agarra el mouse y le da a "Enviar".

Mientras ella escribía él abrió los ojos. La vio ahí, con el pelo sobre la espalda y la luz de la pantalla reflejada en su cuerpo. Se puso de pie muy despacito y se paró detrás de ella, mirando lo que escribía.

Justo cuando ella pulsaba "Enviar", se agachó y le corrió el pelo y le dio un beso en la espalda, mientras le acariciaba el hombro. Ella giró la cabeza y lo miró. Se paró mientras recorría sus brazos con las uñas. Se abrazaron y, mientras ella olía su fragancia, él le dijo al oído: "Te quiero. Más que a la vida misma"

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