7.6.09

Él, que todo lo hizo.

Últimamente necesito decirlo.
Necesito dejar constancia de ciertos hechos maravillosos.
Necesito expresar lo que siento, pero no me alcanzan las palabras.
Y en ese momento, cuando las palabras no alcanzan y debería empezar a inventar unas nuevas, a lo Oliverio Girondo, es cuando me doy cuenta de la magnitud. Y recuerdo otro momento en el que las palabras no me alcanzaron. Escribí una larga lista de cosas que empezaban con "Como..." en una libreta, y de alguna manera, la sensación general está ahí.
Pero son personas distintas, y lo que para uno era privado, para el otro es público.

Es llegar a casa. Es querer gritar. Es cabrearme con él por ser tan testarudo y de repente me manda un beso y casi me olvido de lo cabezota que está siendo. Es sonreír ante cada "te quiero". Es un pequeño salto en el corazón (miss a beat) cada vez que me llama "cielo" o "mi vida". Es la urgencia de contarle todas las cosas que me pasan, o pensar mientras me están pasando "Esto tengo que contárselo". Es organizar mi vida en torno a él (aunque él no quiere eso y me va a matar cuando se entere). Es despertarme a la más mínima vibración del móvil. Es latir más despacio apenas lo escucho. Es sentirme segura porque él está ahí (aunque yo esté en un piso vacío y crujiente a cientos de kilómetros). Es hacerlo la razón para ponerme y cumplir ciertas metas. Es querer mejorar cada día. Es darme cuenta de que no puedo cambiar quién soy, así que más vale aceptarlo, dejar de ocultarlo, y confiar en que alguien me soportará a pesar de todo. Es decir lo que pienso cuando lo pienso.
Es sentir que voy a explotar de tanto amor acumulado. Es sentirlo. Es sorprenderme cuando no sale corriendo, aunque le cuente cualquier cosa, o haya llorado con él más que con ninguno (no confundir con "por él", que en esa categoría hay varios que intentan llevarse el título). Es querer compartir mi vida con él, ahora. Es pensar en el momento, disfrutar el momento. Es relajarme. Es no pensar en el futuro.
Porque si todo esto no lleva a ninguna parte, si todo esto es para nada, si lo empiezo a querer menos y él después no sabe cómo hacer que lo vuelva a querer como ahora o simplemente no le importa, me quedará todo esto.
El sentirme querida. El quererlo. El estar enamorada de un chico que me saca de mis casillas, que me pica porque le gusta verme cabreada, que discute y discute porque le gusta discutir, pero que me manda besos "por vicio" o suspira al teléfono y me dice cosas bonitas cada vez que tiene la oportunidad (y otras feítas, pero nadie es perfecto. Por suerte.)

Estoy agradecida por habérmelo encontrado. Agradecida porque me unió un poco. Porque miró todas mis piezas y me dijo que no había nada malo en ninguna. Porque con su apoyo me estoy volviendo una, una sola. Nada de facetas, o aristas, o caras. Una única. Porque me abro y no me da miedo, porque hizo que no me diese miedo mostrarme, exponerme.
Él, que todo lo hizo.

3 comentarios:

  1. No sabes cuánto me alegra el que puedas decir eso de mí :D

    (Y además se me cae la baba, claro. Pero eso siempre).

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  2. Ann, he leído esto y no he podido evitar que se me salte alguna lagrimilla, porque tantas veces que he querido explicarlo así y no he podido, tu has bordado en esta ocasión el post con la sinceridad que te caracterizas.

    Te sigo la pista como siempre, pero es chicomar la persona que yo pienso...? me he perdido algo?

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  3. Me alegra leer esto Ana :).
    Tengo un libro que te pertenece, espero poder dartelo pronto. Y que lo puedas añadir a tu actual e íntegro yo.
    Mil besos y mis mejores deseos.
    Ernesto

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