26.6.09

¿Sabés que te quiero, no?

A pesar de las idas y vueltas, de las dudas o supuestas dudas, de la pérdida de ciertas esperanzas, de mis voces de cabreo y mi poca tolerancia últimamente (no sabés cómo me duele mosquearme, pero estoy tan tan cansada que me vuelvo susceptible y lo pago con los que tengo más cerca, que paradójicamente, sos vos).
A pesar de que me frustra hablar sobre nada, las pocas horas de sueño, no poder dormirme dos veces cada noche, sentir que me paso la vida esperando, esta necesidad de cariño que tengo y que no podés abrazarme cuando lo necesito.

Pero ronroneas al teléfono, y de repente me parás en mitad de la frase para decirme que te gusta darte cuenta por la voz de que estoy sonriéndo mientras hablo, y me consolás cuando todo es una mierda, y te emocionás con las cosas más triviales y empezás a gritar y te ponés en modo fanboy y sos tan pero tan adorable...
Y me perdonás que no sepa contar chistes, y discutimos sobre tonterías y me cabreo y te encanta que me cabree. Te metés con los vampiros de Anne Rice y con Buffy y yo sigo pensando que DC y Marvel son iguales y que los cómics son dibujitos.
Hablás muy bajito al despedirte, en parte porque te estás durmiendo, en parte porque las despedidas en voz baja son menos despedidas. Y me llamás cosas bonitas y tiernas, que sonarían cursis en otro momento o en otra persona.
Estás tan pero tan seguro de todo esto, que creés que sos capaz de dejarme ir y después volver y recordarme que por alguna razón me enamoré de vos.
Me decís qué teclas tocar cuando hago combinaciones raras en el teclado y de golpe veo todo pequeñito o no tengo acentos, me das tu carita de XD apenas te conectás, dejás que divague durante horas aunque los ojitos se te cierren, tenés un tono especial para cada frase, te jode volverme a contar las cosas pero yo a veces te dejo porque me gusta que me cuentes cosas y no me gusta que te joda repetirte.
No recuerdo la vida de tus amigos porque tenga buena memoria, sino porque te escucho y me interesás. Intento imaginarte en tu silla de jefe con tu muñeco de IronMan pero no siempre lo consigo.
Te da penita cuando me voy a casa antes de tiempo, aunque no hablemos. Usás alternativamente los nombres y los nicks de las personas, y a veces es difícil saber de quién estás hablando. Ponés pasión en todo lo que hacés. Pero vos no me dejarías por eso, porque también creés que soy algo por lo que vale la pena apasionarse.
No me hacés preguntas que creés que no quiero que me hagas (aunque yo siempre contesto todas las preguntas), pero estás dispuesto a que te cuente todo lo que quiera, te guste o no.
Pero sos realista y consciente, y sos capaz de decirme que a veces parece que me jodiese que me dejase, y que "claro, él decide volver y..." y eso significa que no te da igual. No querés aprisionarme, pero tampoco te haría demasiada gracia la alternativa completa. Aunque claro, nunca dijiste que te diese igual...
Confundo a tus primas. Confundo a tus primas porque nunca me dijiste nombres, y porque tenés tantas primas y primos que es complicado saber cuál es cuál. Deberías hacerme una lista. Prometo aprendérmela.
El nombre de tu hermana me encanta. Pero claro, es raro decirte eso.
Me jode que no quieras tener hijos. Y no porque me guste imaginarme historias idílicas, sino porque no entendés por qué yo sí quiero tenerlos.
Te gustan los monos que pinchan globos, y las cosas ridículas y absurdas que yo también encuentro divertidas. Aunque tengas un problema con las manoplas de horno con forma de cabeza de vaca fucsia de silicona.
Sos un capullo minimalista. Y yo una infantiloide power-pop. ¿Y qué?
Me acuerdo de vos cuando veo cosas muy rojas, blancas y negras. Y cuando escucho 42. Y cuando veo cosas que te horrorizaría tener. Aunque sí quieras patitos de goma para la bañera.
Y podría seguir así durante horas.

Porque el tiempo y la distancia no tienen que ver con la intensidad.

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