19.6.09

Epifanía.

Durante una décima de segundo, me sentí como Proust con la magdalena.
Algo había pasado. Algo había sentido y permanecía ahí, haciendo un extraño vacío en mi pecho.
Analicé la situación. Estaba en el autobús, yendo para la facultad. Un montón de estudiantes parados, dispuestos a bajarse en la próxima parada.
Repetí esa décima de segundo. El autobús bajó por el túnel soterrado, golpeó el suelo, todo se quedó en penumbras. Las chicas llevaban gafas de sol y carpetas, y hablaban sobre miles de cosas.
Entonces entendí lo que había sentido.
Todo el futuro en dos metros cuadrados. Todos sus futuros, y mi futuro. Como si de repente la grandeza de todo eso me hubiese golpeado, y ahora pudiese ver los hilos de sus vidas.

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