17.10.08

Repaso.

De alguna manera todo en mi vida empezó a acelerarse. Y consigo equilibrar todo, lo que le da una sensación de irrealidad increíble.

De repente me doy cuenta de que estoy enamorada. Y no sólo eso, sino que lo estoy de la persona más alejada a lo que podría calificarse como el prototipo de chico de mi pasado.
Lo cual está bien, pero es desconcertante a la vez. Porque, bueno, no sé cómo manejar ciertas cosas. Como los cumplidos, las cenas fuera, los detalles, las ñoñerías varias.
No significa que él sea perfecto y todos los anteriores no. No. Significa que estoy tan acostumbrada a la manera de ser de los anteriores, y me gustaba tanto, que este registro totalmente nuevo me descoloca por completo.
Así que suelo cagarla y cabrearme. Con él y conmigo. Y lo soluciono. O lo soluciona él.
Y pienso y me como la cabeza. Ya no tanto por unas cosas, más por otras. Pero sobretodo porque pienso en cuánto va a durar esto, estas sonrisas y esta felicidad y esta ternura, y todo se volverá gris y negro y lluvioso y tortuoso.

Y alrededor mío tengo tantas cosas...
Está ese ser tan perfecto y maravilloso que me hace reír y sonreír y añorar algo que nunca tuve.
Que me llama cada 15 días y lo escucho del otro lado, con su risa ronca y esa cara que que está poniendo, contándome que está tan agobiado que está feliz, y de repente siento que en realidad la vida es muy fácil, es blanco o negro, es luz u oscuridad, es felicidad o tristeza. Y yo, cuando él está ahí, siento que todo es blanco, luz, felicidad. Que puedo ser lo que quiera ser. Quien quiera ser.

Tengo ciertas personitas que me alegran todos los días, con las que hablo hasta por lo codos, que me hacen reír y me consuelan cuando lloro, y que creo que realmente no saben lo que significan para mí. Grupo de personitas que fluctúa, se ampía y se reduce, pero generalmente se amplía.
Y más ahora, que decidí que no puedo seguir siendo así, y estoy abriendo puertas y ventanas y gateras para que todo el mundo que quiera se cuele dentro mío. Y me olvido de la timidez y del miedo al rechazo y todas esas cosas que me impiden acercarme a alguien al que conozco poco y empezar a hablar.

Además, estoy haciendo lo que me gusta. Cuando me gusta. Donde me gusta. Y vivo en una ciudad verde y amarilla, con azahares por todas partes, gente simpática y abierta, música en cada esquina y un río tornasolado.
Me cuestiono la existencia, las formas y el contenido, los límites de la verdad y de la libertad, las intenciones comunicativas, los símbolos, las maneras de contar. Amplío mi mente, mis horizontes, las perspectivas. Aprendo. Conozco nuevas formas de mostrar. Me nutro de armas para defender mi futuro, mi pasado y mi presente. Crezco.


Mi vida es un torbellino. Un remolino. Una ilusión.

Tengo casi 21 años, miles de vidas pasadas, muchas vidas futuras, una paleta de posibilidades y de colores y de formas, decenas de hombros donde apoyarme a descansar en el camino y una sonrisa en los labios.

2 comentarios:

  1. :)



    Pues sí, no me motiva el disco de Metallica..se salva una canción.


    Por cierto, mi vecino gallego me da un aire a Saúl. Otro a una mezcla de John Travolta y Goran Višnjić (búscalo en google). Y el otro a nadie, jajaja...


    Besinos!!!!!

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  2. Hola... he llegado aquí por casualidad, y aún solamente he podido leer la primera (última) entrada... pero me ha gustado mucho. Me gusta tu estilo, la sinceridad, el intimismo compartido de este texto, y el optimismo que adivino.

    Sigue con esa sonrisa, vale?

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