21.2.09

Su saliva.

Ya no pincha.
Ya no duele.
Puedo tenerlo cerca, a centímetros, y no sentir nada.
Nada no.
No sentir lo mismo.
Puedo sonreír y reírme sin querer que me bese.
Puedo hablar sin mirarle la boca.
Puedo sentarme a su lado sin aguantar la respiración.
Aunque no puedo evitar reprimirme las ganas de tocarle el brazo o darle un beso cuando siento que lo necesita.
Aunque no puedo evitar las imágenes.
Nosotros en el 32, viéndonos reflejados en las gafas de sol del otro, riéndonos de nuestro propio reflejo, beso y rumbo al Rectorado.
Él encima de mí, moviéndose y sudando, todo ojos y piel y lunares.
Él en piyama, delante del portátil, fumando, gafas de niño chico (o de él cuando chico)
Él al lado de mí, viendo los adornos luminosos navideños de El Ronquillo o similar, mientras volvíamos a nuestro mundo particular.
Él agarrándome por la espalda, poniéndome la mano sobre la barriga y yo que empiezo a sentir esas cosquillitas tan familiares.

¿Dónde va todo eso?
¿Dónde va esa atracción, esa química, ese feeling, esas feromonas?
¿Dónde va el amor cuando el amor se acaba?
¿Dónde termina todo?
¿Dónde siguen los recuerdos?
¿Dónde seguiremos nosotros en unos años?

Sus gestos son sus gestos. Su olor es su olor. Sus ojos son sus ojos. Su perfil cuando sonríe es su perfil cuando sonríe. Su risa es su risa. Nuestro entendimiento mutuo es nuestro entendimiento mutuo.
Pero ya nada es igual.
Y me gusta y me entristece a la vez. Sobre todo cuando pienso que él es la medida con la que mido a todos. Y es difícil llegar hasta él. Mi ex-futuro, mi amigonovio, mi precioso hobbit, mi relación verdadera y adulta.

1 comentario:

  1. ¿Dónde va el amor cuando el amor se acaba?
    ¿Dónde va todo eso?

    **

    Me descolocas.
    Me encanta.

    :*********

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