11.2.09

Semana en piyama.

A veces, la vida hace que te tropieces con determinadas personas. Hoy, agradezco el haberme tropezado con una en particular.
Es incluso más pequeña que yo. "Menuda", es como la definiría, pero como ella acaba de descubrir el significado de esa palabra, es mejor decirle pequeña.
Solía tener pelo. Un pelo castaño precioso, con ondas, largo.
Nos disfrazábamos de duendecitos sin querer.
Hablábamos muy alto, y lo seguimos haciendo.
Tiene un lenguaje particular, muy particular, que de poco voy adoptando.
Entiende las imágenes que tengo en mi cabeza aunque no sepa expresarlas, y las expresa por mí. Describimos la misma escena de la misma manera, con los mismos colores, con la misma ropa, aunque sea una escena que nos estamos inventando en el momento.
Ella escribe y me maravilla con su dominio de los atajos, yo le dicto con el ritmo muy cuidado.
Nos emborrachamos y hablamos sobre sexo a los gritos en un bar lleno, y estando sobrias nos da vergüenza. Pero siempre volvemos al mismo bar: se está bien, y así no hacemos el ridículo en todos los bares, sólo en ese.
Me deja incluirme en su vida, cuando no tengo una vida propia acá.
Los lunes son día de contarnos los últimos cotilleos, anécdotas y cosas vergonzosas que nos pasaron durante el fin de semana.
Y ahora acá estamos, discutiendo los maravillosos ojos cambiantes de mi ex, o por qué cierta persona no me llama de una vez, si ya leyó el mensaje.
La adoro.

2 comentarios:

  1. Jooooo! Qué bonito toooodoooo!! Menos mal que aún nos quedan muchas horas de bares, de dictados, de atajos, de cotilleos y de gritos vergonzosos y de más cosas que irán surgiendo ^^

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