24.6.08

Ain't the same.

Antes eras distinto. Más vivo.
Antes nos sentábamos y no podías tener las piernas quietas: tenías que seguir un ritmo inaudible y misterioso con los pies. Antes te daban arrebatos y me abrazabas por detrás muy fuerte muy fuerte. Antes no había silencios, no te bloqueabas (ni yo te bloqueaba), no estaba melancólica.
Antes era verte y estar feliz, era hablar durante horas aunque se nos congelasen los dedos, no medir las palabras.
Antes, cuando te miraba a los ojos, no veía todo lo que no iba a tener. Te sostenía la mirada y daba igual todo. No había momentos incómodos, momentos de vergüenza, pensar antes de hablar.

Pasaron dos años. Crecimos. Maduramos. Y de repente empezamos a ser tres. Incluso cuatro. Y ya no fue lo mismo.
Antes lo nuestro era puro, único. Y ahora tiene más presión, y hay que tener más cuidado. Porque ya no somos sólo dos personas, caminando y hablando sobre todo.
Ahora además están las relaciones estables, la distancia, el miedo, el sexo, el amor, mis expectativas de futuro, las fantasías.

Quiero volver a la pureza del principio, a no saber qué va a pasar, a que pueda pasar de todo, a no tener a nadie a quien lastimar, a pensar sólo en nosotros y en ese momento.

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