16.4.09

Haruki Murakami (III)

   - Mi novio, es decir, mi ex novio, no podía soportar un montón de cosas. Odiaba que yo llevara faldas demasiado cortas, que fumara, que me emborrachara, que dijera groserías, que criticara a sus amigos... Si hay algo de mí que no te gusta, dímelo con franqueza. Y si puedo corregirlo, lo haré.
 -No hay nada que no me guste. -Negué con la cabeza tras reflexionar unos instantes-. Nada.
 -¿De verdad?
 -Me gusta la ropa que llevas, me gusta lo que haces, lo que dices, cómo andas, cómo te emborrachas. Todo.
 -¿Te gusta como soy?
 -No sé cómo cambiarías, así que ya me va bien como eres.
 -¿Cuánto te gusto?
 -Como para convertir en mantequilla todos los tigres de las junglas del mundo entero.
 -¡Ah! -Midori pareció satisfecha-. ¿Me abrazas otra vez?
Nos abrazamos sobre la cama de su dormitorio. Entre las sábanas, oyendo cómo caía la lluvia, unimos nuestros labios y hablamos de todo lo imaginable, desde la formación del universo hasta cómo nos gustaban los huevos duros.

                                                           Tokio blues
                                                               Norwegian Wood

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