15.2.10

Hace falta muy poco para volver todo a su lugar.
Viajar con unos pollos alcohólicos.
Comer patatas rellenas en La Caleta, y tarta de chocolate mientras ves pasar los disfraces más bonitos y graciosos del mundo.
Aparecer en fotos, sonriente y congelada.
Ver un pregón de Carnaval y reírme a veces.
Acordarme de mis compañeras de piso pasadas.
Disfrazarme por fases.
Encontrarme con los personajes de Shrek.
Beber cuando veo a un chico disfrazado de mujer.
Caminar y caminar y delirar y hablar y que te vitoreen cuando besás a alguien.
Conversaciones con amigos.
Llegar a casa y desmaquillarte en la cocina mientras comés pan y todos tienen cara de sueño.
Meterme en la cama con mi piyama de franela.
Despertarme con un monólogo sobre nuestras opciones y no entender nada porque estoy todavía dormida.
Comer filetes con salsa roquefort, cortesía de una Madre.
Paseo por el mar, y el ánimo raro porque, bueno, es raro estar en el mar sin Chicomar.
Caminar por La Viña, donut relleno, chirigotas ilegales.
Beso a escondidas, pedir perdón mutuamente por el ánimo.
Road-trip escuchando canciones horribles y cantando Shakira.
Patatas, gominolas, pizza y los Goya.
Aprender lo que es un "esquijama". Soñar con comprarme uno.
Mi mamá "¿¡Pero cómo que estás viendo los Goya!? Decime que estás en una orgía o consumiendo drogas, pero no me digas que estás viendo los Goya. ¡Yo no te eduqué para esto! Ni se te ocurra poner nada en el Facebook, no quiero que familiares en común lo sepan, que me da vergüenza".
Entender el discurso completo de Luis Tosar.
Intentar dormirme y no dormirme, despertarme a las 13 pensando que son las 8, escuchar detrás de la puerta la banda sonora de Anatomía de Grey.
Sentirme querida.

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