6.11.09

Home.

Puede que sea su calor.
O su olor.
Pero mi cuerpo lo busca.
El hueco del cuello, su pecho, sus piernas, sus hombros.
Y sé que no debería estar así, en su cama, abrazados, hablando en voz baja.
Pero mi cuerpo lo busca y él no me rechaza.
No me rechaza y quizás debería, por el bien de los dos.

Pero entonces nos damos cuenta de que ninguno sabe lo que hace, que simplemente nos dejamos llevar y eso no conduce a nada bueno.
Primero él se enoja, después yo lo evito, entonces él me ignora y discutimos. Removemos el pasado, un pasado que claramente no está pisado.

Y acá estoy, a las 3 de la mañana, intentando darme cuenta de por qué siento este pinchazo en el pecho, por qué me duele tanto esta situación, por qué mi cuerpo lo busca y me sigo sintiendo en casa cuando me abraza.
Porque esa casa dejó de ser mía hace mucho ya. Pero a veces es como si nunca me hubiese mudado.

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