28.4.07

Mastercard

Que me abras la puerta en una bata blanca y esponjosa, con el pelo mojado y gusto a pasta de dientes, no tiene precio.
Que me beses como si tuvieras sed, no tiene precio.
Que me dejes dar vueltas por tu habitación, no tiene precio.
Que rompas nuestra propia regla sobre la ropa en la cama por mí, no tiene precio.
Que hagas planes de futuro con tanta naturalidad, no tiene precio.
Que no te quejes cuando me transformo con una dictadora, una torturadora o un koala, no tiene precio.
Que pienses en tres personas (yo, vos y nosotros), no tiene precio.
Que quieras verme cuando yo quiero verte, no tiene precio.
Que me dejes ser parte de tu vida, no tiene precio.

Que me des estas ganas de gritar cuánto te quiero a los cuatro vientos, para que todo el mundo se entere, no tiene precio.


Volver a escribir después de dejarlo por un tiempo, no tiene precio.

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