1.3.13

Edmundo de Amicis.

No fue el largo viaje en autobús a Nervión para comprar las entradas del Festival de Sevilla.
No fue la noche en el Eureka con sus cervezas de más y los pufs y las luces.
No fue la conversación eterna y que nos dejó con ganas de más del día que me pasé por su piso, y hablamos mientras él fregaba justo antes de irse a casa para pasar el finde, y casi pierde el tren.
No fue organizar un cumpleaños juntos, relevándonos el uno al otro en una semana larguísima y llena de películas.
Ni siquiera fue la práctica de Realización I que hicimos juntos, esa en la que me dijeron por primera vez que teníamos química.

El momento en el que me dí cuenta de que había algo ahí fue cuando, volviendo de algún sitio por Torneo, hablamos sobre 'Corazón' y 'Mujercitas'. De como las historias de 'Corazón' nos ponían tristes, y que hay que ser muy cabrón para darle eso a un niño. 
Eras la primera persona que había que conociese que había leído ese libro.
Ese fue el momento exacto en el que me empezastes a gustar.

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