Cuatro nosotros. Los reales: vos y yo. Los otros: yo y vos.
Verme desde fuera, desde otro ángulo.
Ver mis piernas, enganchadas en las tuyas.
Mi cadera, moviéndose al compás.
Mis rizos, cayendo por mi espalda.
Y mis ojos...
Mi mirada afiebrada, que dice todo sin decir nada, que busca tu cuerpo en el espejo, que quiere grabar el momento en mi memoria.
Tus brazos alrededor de mi torso, haciendo que parezca diminuta.
Tu cuello curvado, tus ojos cerrados, tu pelo revuelto.
Y el movimiento eterno.
El movimiento que está desde el principio hasta este mismo instante.
Porque en todo este tiempo no dejaste de estar dentro de mí.
Ni yo dejé de desear estar dentro tuyo.
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