Tuve que rebajar la carga de mi mirada para que pudiese seguir mirándome.
Y supe que un hilo invisible había atado nuestras miradas, generado un vínculo, dándome alas para saciar mi curiosidad.
Supe que durante breves segundos, me explicaba a mí. Después a todos, después de nuevo a mí. Porque fui su salvavidas en un momento de tensión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario