29.12.08

Felicidad feroz.

Podríamos llegar muy lejos
si todo fuese distinto.

Y ese es el problema. Que no lo entiende. Que no entiende lo que quiero. Que no quiere lo que quiero.
Y que no sabe que me inmolo al lado suyo, que mi corazón empieza una cuenta atrás cada vez que me mira, que me vendo a su postor, que pisoteo mi orgullo, que dejé de morderme los dedos y ahora me golpeo contra la pared, que la vida, señores, no es nada sin él.
Ya lloré todo lo que tenía que llorar. Pero a cada pasito que da dentro mío, va metiendo más lágrimas, más gritos.
No puedo escapar de él, porque no quiero. Porque sería escapar de mí misma. Porque los días son grises y los domingos pesadillas. Porque ya no sé ser yo si no es con él. Porque estamos enredados, mezclados.
Y quiero seguir así.
Aunque después mil dagas me atraviesen, aunque me duerma llorando cada noche durante el resto de mi vida, aunque maldiga el momento en el que lo conocí.
Porque vale la pena. Vale la pena sentirme viva durante un momento.

1 comentario:

  1. Al fin y al cabo las cosas que se recuerdan cuando se llega a la vejez siempre son las buenas :D

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