Que debería dejarme de giliposheses y volver a mi vida normal. A buscar caricias en una noche, a confabular para empezar algo, a dejar que el alcohol se apodere de mí.
Pero acabo de darme cuenta de que desde que escribí esa palabra en cursiva, todas las conclusiones a las que llegue no tienen validez.
Estoy demasiado metida dentro de esto, dentro de él, como para poder ser medianamente objetiva. Como para poder decir sí o no, como para que algo de lo que diga sirva de algo.
Quizás sigo corriendo. Alejándome de todo lo que podría ser real y serio y más real, siempre buscando cosas imposibles, lejanas, raras.
Quizás tengo demasiado miedo como para atreverme a tener una relación madura, adulta.
Pero también quizás ya esté teniendo algo real, maduro y adulto. Porque no dejo de pensar en dejarlo todo e irme al norte. Porque estos dos años que me quedan no son más que un estorbo para cuando empiece mi vida real. Porque no dejo de pensar en futuro y en ese futuro siempre está él.
Paciencia, paciencia.
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