Hace más de un año, tuve el mejor polvo de una noche de mi vida.
Quedamos, hablamos, tomamos algo, me regaló un CD, vino a mi piso.
Nos besamos, nos acariciamos, nos reímos, hablamos.
Dormimos abrazados, y al despertarme me dijo que de madrugada había querido escribir sobre mi espalda pero no había encontrado un boli y después se le había olvidado lo que quería escribir.
Hicimos el amor.
Tenía la polla más perfecta y preciosa que había visto nunca.
Se despidió, llevándose su bicicleta, sus sonrisas con los ojos y su olor. Y un libro que le presté y todavía no me devolvió.
Me dejó con un "ha sido demasiado divertido y bonito estar contigo" y no volví a saber de él.
Todavía recuerdo el tacto de su piel y nuestro primer beso furtivo en Nochevieja.
De regalo, me dejó debajo de la almohada un condón que no puedo usar con nadie más.
Eso estaba ahí, y nunca sucedió. Podía haber sido algo más, pero no lo fue.
Y mejor así: prefiero que él sea mi mejor historia de una noche, precisamente porque me hubiese gustado que sea nada más que una noche.
Desde que utilizo el Reader ya nunca comento, pero sigo leyendo todas tus entradas.
ResponderBorrarEsta me ha gustado un montón :P
No me gusta que Nullien no comente.
ResponderBorrarA mí también me ha gustado : )
Nullien: Hay muchos que leen y no comentan, no te preocupes.
ResponderBorrarMe alegro de que les haya gustado.
De verdad.
No saben lo que significa eso.