12.6.10

Duermeme.

Me acostumbré a eso.
Dormir de lado, recogerme el pelo, pasar una mano por debajo de tu brazo, la otra por encima, encoger las rodillas, recibir besos en el hombro, cerrar los ojos, perderme en la inconsciencia, despertarme a medias cada vez que te movés, despertarme del todo cuando suena la canción elegida para ese día, volver a la cama donde vos no te moviste (o sí, pero no mucho), poner otro despertador, darte un beso, ponerme de lado, recogerme el pelo, pasar una mano por debajo de tu brazo, la otra por encima, estirar las rodillas, esta vez no hay beso, caricias en las manos, cerrar los ojos, apretarme contra vos, volverme a dormir.
Y esta noche no estarás y mañana tampoco.
Y dentro de un mes esto será lo que tendré, una cama vacía con un hueco detrás de mi espalda, y mover la boca para recibir un beso que nunca llegará cada vez que esté medio dormida.

1 comentario:

  1. Te quiero.

    (Y dentro de un mes esto será lo que tendrás: una cama pequeña, pero lo bastante grande para albergar dos cuerpos que se empeñan en entrelazarse pese al calor del verano sevillano; besos en el hombro y en la nuca; caricias y paseos de un explorador decidido a recorrer tu cuerpo hasta llegar a la frente, donde celebra su victoria; risas pulgosas; sonidos de sherpas y corderitos deformes; besos medio dormidos...)

    P. D.: ¿Te he dicho ya lo increíblemente dulce que eres?

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