Durante un fin de semana entero, hablábamos mientras follábamos.
Y hablábamos mientras hacíamos el amor.
Hacer el amor es distinto a follar, y da más miedo hablar de eso.
Pero eso es lo que hacíamos.
Follábamos y hacíamos el amor.
Y mientras tanto, hablábamos.
Hablábamos de lo que pasaba y de lo que sentíamos, nos reíamos y no podíamos dejar de hablar.
Nuestros límites se difuminaban aún más. No era sólo el sentir los dos cuerpos como uno, sino que ahora tenía acceso a su mente. Nos abríamos al otro y lo dejábamos entrar.
Fue mágico.
Y a los pocos días, dejamos de hacerlo.
Pero eso no nos lo quita nadie.
Eso es verdad....que te quiten lo bailao!
ResponderBorrarYo es que por sí soy muy poco hablador y haciendo el amor aún menos. Una vez estuve con una chica a la que le gustaba mucho que le dijeran guarradas y no me salían, tanto por las guarradas como por el tema de hablar xD
ResponderBorrarPero supongo que algo así tiene que ser bonito ^^