Lo que me maravilla de vos es que está bien que llore al teléfono.
Entonces me doy cuenta de que tenía razón, que todas las dudas son infundadas, y que quizás en esto no haya respuestas y sí muchas preguntas. Pero en esto estás vos, que me llamás a la 1 de la mañana para preguntarme si estoy bien, y para que enumere mis desgracias.
Y nos reímos, y hablamos de tonterías, y te cuento cosas sobre libros, y me interrumpís para hablar de algo que te acaba de pasar y durante una hora entera, cuando estoy en mi cama con la luz apagada escuchándote, vuelvo a ser yo, y puedo respirar.
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