Abrí la caja en la que te guardo.
Había encontrado otro trozo tuyo en mi habitación.
Pero cuando la abrí, supe que no debía haberlo hecho. El olor a almizcle lo llenó todo. Y entonces recordé. Recordé la noche en la que me lo diste, cómo estábamos en la cama, cómo seguíamos una rutina, nuestra rutina.
Y supe que de ahora en más todo serían recuerdos.
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