Me giro y ahí están.
Él duerme, y ella está apoyada sobre su hombro, agarrando su brazo.
Los une el cable del MP3. Es rosa.
Ella tiene la mirada perdida, la mente en otro sitio, pero no suelta su brazo.
Delante de ellos se ven los mangos de dos paraguas. Violeta y marrón clarito.
Al rato, él se despierta. Discuten en voz baja cosas que imagino misteriosas y cotidianas.
A veces me gustaría querer algo así.
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