En noches como hoy, cuando te echo de menos y no puedo dormir porque no estás acá dándome calor y acariciándome la espalda, leo tu regalo de San Valentín.
Me recuerda que existís, que lo nuestro es real, y que no siempre vamos a dormir separados.
Y es casi casi como si estuvieras conmigo, respirando cada vez más profundamente, hasta quedarnos dormidos.
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