30.12.10

Creo que debería volver a aclarar algo.
No vivo en el pasado. Escribo sobre el pasado, que no es lo mismo.
Mi presente es sólo mío. Mío y de la persona con la que lo comparto, que en un alarde de originalidad he nombrado El Novio.
A lo largo de este blog están desparramados Hobbit, Osezno, E.D.M (o S. M), Mr. Big, Chicomar, El primo. Pero él es el único El Novio.
Mi pasado es sólo mi pasado. Mi pasado son recuerdos, quietos, inmóviles, sin vida.
Pasados a través de la invención de Morel.
Pero mi presente está vivo, y me hace sonreír, y me crea tal cantidad de endorfinas como para parar un tren (y evitar que mi muy maltrecho cuerpo enferme).
Mi presente es simple y suave, cercano. Mi presente no me genera angustia ni ansiedad. Mi presente no hace que me duerma llorando.
Mi presente está conmigo todos los días, y eso no es un problema (lo que es un problema, pero porque me gusta ser complicada). Mi presente incluye comida para dos y ponerle pasta de dientes a otro dentífrico. Mi presente tiene su foto enmarcada en mi habitación, en su habitación, en nuestra habitación. Mi presente me cuida y protege, me hace sentir segura, permite que deje de luchar por todo. Ya no más pelear con la distancia, con las diferencias, con las voluntades ajenas.
Mi presente es sólo mío.
Mi presente será pasado en algún momento, y entonces podré nombrarlo, explicarlo, contarlo.
Pero hasta que ese momento llegue, juego con recuerdos, escribo sobre recuerdos, escribo sobre otras personas, otros tiempos y otros lugares, porque no quiero compartir lo que es mío, no quiero que nadie me desgaste estos momentos, estas caricias, estas conversaciones.
Porque esta paz y esta calma son sólo mías

28.12.10

Sam.

Me acordé de cómo gruñías y me atacabas, de tu respiración entrecortada en mi oreja, de tu cara sobre mí.
Me acordé de como poco a poco tu cara se fue transformando, se hizo más suave, cuando empecé a llorar. Y simplemente me abrazaste.

27.12.10

Una de las cosas que más feliz me hizo, además de ver aparecer su cabeza llena de rizos en el marco de mi puerta, fue saber que él me sigue considerando alguien a quien merece la pena sorprender en su casa una mañana de Navidad.

Yo también te quiero.

25.12.10

Duda.

¿Debería salir a buscar aventuras extraordinarias, vidas extraordinarias, amores extraordinarios?
¿O vivir con la felicidad simple, sencilla, real?

13.12.10

¿Cuántas veces más me ignorarás al cruzarnos?
¿Cuánto tiempo más vas a evitar trabajar conmigo?
¿Cuánto más hasta que podamos vivir en la misma ciudad?

Casi un año después, doy el primer paso.

"Hola".

Fin de año.

"Algún día, todo esto será nuestro.

Nosotros seremos los profesores, los técnicos, los redactores, los creativos, los organizadores, los dependientes, los maestros, los traductores, los arquitectos, los ingenieros, los cocineros, los escritores, los abogados, los pintores.
Seremos los que se levanten a las 7 de la mañana y hagan girar al mundo. Los que le solucionen la vida a los demás. Los que vivan su propia vida.

Este no es el momento de salir todas las noches, arruinarnos el hígado y el bolsillo, matar neuronas, perder el tiempo.
Es el momento de investigar, de conocer cosas nuevas, de abrir la mente, de leer, de trabajar, de pensar.

Cuando tengamos 23 o 24 años y nuestro título en la mano recordaremos las horas pasadas haciendo trabajos kilométricos, presentaciones tediosas y almacenando información (inútil en su mayoría); los días en la facultad, las noches sin dormir, esos dos meses mortales de exámenes.
Y ese va a ser el momento de cumplir con nuestro horario laboral y después, vivir.
De no llegar a casa pensando en el proyecto que tenemos entre manos y dormirnos pensando en él y despertarnos pensando en él.
De viajar, de conocer, de disfrutar.
De gastar nuestro dinero en lo que queramos.

Así que espero fumando.
Espero mientras hago malabares con el trabajo de investigación, las dos reseñas de libros y las dos prácticas que tengo por hacer, mientras los apuntes se acumulan a mi lado.
Espero mientras veo a otros salir todos los jueves, espero mientras vienen con sus historias divertidas y surrealistas, espero mientras los envidio un poco.

Espero fumando con un libro en la mano y un ordenador en otra.
Espero mientras hago números y veo que no, que no llego a fin de mes y me preocupo por la beca y el aumento del bonobús y por lo maruja que me estoy volviendo.

Espero fumando mientras planeo proyectos personales, cámara en mano y con pasión aunque sin tiempo ni energía.
Espero contando los días para que termine este año, para empezar el siguiente, para lanzarme al mundo.
Espero fumando con amigos, con rollos, con novios, con compañeras de piso, con desconocidos que conozco una tarde en algún sitio.
Espero mientras miro exposiciones, mientras participo en ellas, mientras me muevo inquieta por esta ciudad que no es la mía pero que también lo es.

Porque, como me dijeron la otra vez, el tiempo no es un factor importante.
"


18/06/08
Hace dos años parecía tenerlo todo más claro.

Mashup.

Es mi primer muchas cosas: primera familia política a la que viajo a conocer, primero del que pongo una foto en mi habitación en un marco bonito, primero con el que no me agobia pasar tanto tiempo juntos.

Fue la primera vez que fui a un hotel como una adulta. Sin viajes de fin de curso, sin familia. Sólo nosotros y la habitación 117, desde cuya cama se veía el mar.
Las cortinas blancas, la ducha conjunta, las toallas que no se secaban, mis pies lastimados, descubrir todo un mundo nuevo.

Al despertarnos, primero me daba un beso a mí, y después a mi marca de nacimiento. Al acostarnos primero se lo daba a mi marca de nacimiento.

Hablé 10 horas seguidas con él. Diez horas seguidas.

La primera mañana que nos despertamos juntos, abrazados y con mariposas en el estómago, fue la mañana más clara y brillante de mis cinco años en Sevilla. E intentar mantener el secreto fue divertido los tres días que duró.

Me hizo sentir deseada, realmente deseada, por primera vez en mucho tiempo. Fue el primero en el que me fijé cuando llegué, y dos años y pico después, el primero con el que me acosté.

Mushy.

Me acostumbré a dormir desnuda.
Ahora termino quitándome el piyama. Me pica, me molesta, me resulta incómodo. No puedo dormir vestida.
Y eso me hace echarlo más de menos.

6.12.10

Audrey.

Esta canción para mí siempre será verano, humo de porro, calor, sudor, sexo, cortinas marrones, cama revuelta, paseos en moto, encuentro furtivo detrás de unos servicios, miedo, emoción, besos, caricias, primeras veces, pudor, luz tenue, risas, conversaciones, saliva, abrazos, soñar con otras vidas, tirarme en la cama a mirar el infinito, Osezno, cuerpos desnudos, nuevo.


5.12.10

Bitch Club. Life Member.

Volví a ser la chica de 15 años que se ponía camisetas con frases provocadoras en colores flúo, la que te desafiaba a que la miraras, la que necesitaba que le dieses una excusa para odiarte.
Pero ahora lo hago con un gorro con orejas de gato.

1.12.10

Larvae.

Insomne me dijo que estaba muy bien saber que todo lo que necesito para salir corriendo está en mi mochila.
No es así.
Estoy demasiado atada, enredada en esta realidad y en esta vida, como para dejar todo y escapar. No puedo cortar ciertos lazos.
Lazos de sangre, lazos de amor, lazos de costumbre, lazos de tiempo, lazos de experiencias.
No puedo deshacer lo que está hecho, romper lo que está unido, viajar con poco equipaje.

Siempre llevo demasiado peso.
Siempre llevo demasiado peso para una persona que es Ciudadana del Mundo, que no tiene un lugar propio, que es de todos lados.
Pero ¡ah pequeña!, te olvidaste de un detalle: las mayores ataduras no son los lugares, son las personas.
Así que por más que seas una Ciudadana del Mundo, por más que puedas sentirte en casa en cualquier lugar, siempre tendrás que volver a los que querés. Siempre podrás volver a los que querés. Siempre necesitarás volver a los que querés.


El peso crece por momentos. Crece con cada encuentro, con cada vivencia. Y llegará un momento en el que no podré escapar, en el que estaré atada a un lugar y a unas relaciones para siempre.
Y eso sólo me da más ganas de salir corriendo.

El mundo es cada vez más complicado. Mi mundo, al menos. Por cada eslabón que se agrega en mi cadena aparecen más problemas, más complicaciones, más razones por las que huir sin mirar atrás.

Déjenme ser libre. Déjenme huir de mis problemas, ser irresponsable, saltar de sitio en sitio, volver a empezar. Déjenme reinventarme.
Porque cuando tuve la oportunidad, cuando realmente empecé de nuevo, no supe apreciarlo. Seguí siendo la misma, demasiado aferrada a mis propios pájaros en la cabeza, a mi supuesta grandeza, a lo que siempre me dijeron.

Podría haber sido cualquiera, y elegí ser yo, una yo que se fue alejando cada vez más de lo que era en realidad, para transformarse en esta larva cobarde y vaga que no se atreve a romper cosas, a hacer ruido, a lograr que alguien se dé cuenta de que existe.
Esta larva que dejó toda su magia por el camino y que ni siquiera puede keep her sh*t together.

Ojalá pudiese cargar todo mi peso en una mochila.
Ojalá pudiese ser tan libre.
Ojalá pudiese salir corriendo de verdad.
Pero estoy trabada acá.