Justo cuando me costaba trabajo unir tus facciones a tu cara y parecías más un cuadro cubista que otra cosa, la magia del Internet me regala unas fotos tuyas, sonriendo, sonriéndome.
Y cómo explicar por qué lo sé, por qué creo firmemente que sos el final de mi viaje, por qué sólo me entrego por completo a vos, por qué te reservo caminos vírgenes para explorar, por qué estamos tan unidos a pesar de estar tan separados, por qué volvemos al otro y hablamos dando vueltas, en hipótesis, sonriendo con los ojos, separados pero juntos.
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