Odio esa sensación. De saberlo.
De sentir que sí, que sé que le pasó algo malo y a la vez desear que no sea así. Porque no hay nada que quiera más que estar equivocada.
No tener que recibir esa llamada, o aviso, o comentario. No salir disparada para Madrid, o Zafra o donde sea. No verlo en una cama de hospital, todo tubos y palidez. No ver el gotero o el goteo, o la aguja, o la venda, o sus párpados transparentes y sus labios resecos. No tener que justificar mi presencia, no decir "una amiga" porque, ¿cómo explicar lo que soy, lo que somos?. No esperar a estar sola y besarlo, besar su inconsciencia y su recuerdo y su ser y su alma y adorarlo como la primera vez.
Sólo quiero que me dé un toke, me mande un mensaje, me llame, mande señales de humo o mensajes telepáticos (de esos que somos únicos descifrando) o lo que sea, pero que me diga que está bien. Que esa imagen que creé en mi mente, esa situación concreta que vi es mentira, es producto de la sugestión, de la tristeza, del deseo de haberlo visto.
Sólo quiero saber que está bien.
me gustó mucho
ResponderBorrarlo que escribis
y yo te voy a firmar
para que no te sientas tan sola
es imposible no tener miedo
es imposible no pensar lo peor
pero con frecuencia es sólo
tu imaginación
aunque siempre es bueno el
otro de señales de vida, claro
besotes
*Jaboncito Lux.-