A veces, con cierta luz y cierta cantidad de alcohol en el cuerpo, miro a Mr. Big y consigo recordar porqué lo quise tanto durante tantos años.
Porqué no podía alejarme de él, porqué éramos imanes que nunca podían separarse demasiado del otro, porqué no conseguía superarlo del todo.
Ese magnetismo animal ya no existe. Los cambios, el tiempo, otras personas han cambiado eso.
Y me alegro.
Ahora soy mía y no de él.
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