Coruña nos regaló un último amanecer soleado.
Mañana despierto. Hoy lloro y beso.
Y mientras tanto no sé muy bien qué sentir.
Descubrí que somos compatibles en más cosas de las que creía. Pero también que no sentimos lo mismo el uno por el otro. Descubrí que soporta mis cambios de humor. Pero que yo también tengo cosas que soportar.
Me gusta ser parte de su vida. Me gusta su ciudad, sus amigos. Me gusta dormirme junto a él y despertarme junto a él. Me gusta que me sonría con los ojos. Me gusta que me regale besos todo el tiempo, y que le moleste tener sueño. Me gusta cuidarlo cuando está enfermo, y me gusta que me lo agradezca después.
Me gusta que me digan que está más relajado cuando estoy yo.
Me gusta sentir que todo en mi interior se calma cuando él está cerca.
But nothing lasts forever.
31.8.09
30.8.09
27.8.09
24.8.09
Torre de Hércules.
Son las cuatro de la mañana. Busco el faro a través de la ventana. Mi Faro.
Pero la noche se lo tragó.
Lo escucho respirar fuerte, dormido, detrás de mí.
En algún punto algo dentro de mí se retorció, y ese sonido ya no me tranquiliza. Ahora sólo quiero alejarme de él.
Entonces lo despierto. Y él, despacito, con paciencia, va estirando y alisando ese algo, hasta que lo deja como estaba. Vuelven las risas, el sentir su piel cálida, los planes hasta dentro de unos meses nada más, el hablar mientras follamos.
Mi Faro siempre estuvo ahí.
Pero la noche se lo tragó.
Lo escucho respirar fuerte, dormido, detrás de mí.
En algún punto algo dentro de mí se retorció, y ese sonido ya no me tranquiliza. Ahora sólo quiero alejarme de él.
Entonces lo despierto. Y él, despacito, con paciencia, va estirando y alisando ese algo, hasta que lo deja como estaba. Vuelven las risas, el sentir su piel cálida, los planes hasta dentro de unos meses nada más, el hablar mientras follamos.
Mi Faro siempre estuvo ahí.
21.8.09
Cotidianedades.
Llevo más de una semana con él.
Y esta vez es una carrera de fondo.
No todo es un camino de rosas. No todo es sol y pajaritos. No todo son besos en una cama blanca. También hay discusiones estúpidas sobre cosas cotidianas. Sobre las toallas mojadas, o las horas de sueño que necesita cada uno, o cuando me pisa por decimonovena vez.
Intentamos equilibrarnos, perdonar y olvidar, dejarlo estar. Centrarnos en lo importante. Llorar menos y sonreír más.
Todo sigue siendo natural. Seguimos encajando como siempre. Seguimos haciendo feliz al otro.
Creamos nuestra rutina en dos días.
A veces, mientras me lavo los dientes y lo veo preparando la ducha por el espejo, me asalta la sensación de que estamos casados. De que nos vamos relevando el uno al otro. De que compartimos algo. Algo mundano y nada especial, algo que nos hace poder vivir juntos sin que sintamos que es una carga. Nadie tira de nadie, nadie se siente intruso en la vida de nadie. Compartir.
El mundo, su mundo, me ve como una chica algo rara que se mete con él.
Él sabe todo el resto. Sabe que le mando besos por el espejo del coche, sabe que lo miro fijamente cuando nadie me ve, sabe que me río sin necesidad de que me haga cosquillas, sabe lo bien que me sienta una sábana, sabe que sin él en la ducha no recuerdo si me estoy enjuagando el champú o el acondicionador, sabe que el mejor sitio para su brazo es debajo de mi cuello, sabe que me hago fotos ridículas con el pelo en la cara, sabe que le aprieto fuerte la mano cuando estamos rodeados de gente y necesito saber que sigue ahí.
Y hoy descubrirá algo más. Mientras está trabajando, como ahora mismo, tengo un pequeño hueco sobre el esternón.
Porque aprendí tan rápido a vivir con él, que ya no sé cómo hacerlo sin él.
Y esta vez es una carrera de fondo.
No todo es un camino de rosas. No todo es sol y pajaritos. No todo son besos en una cama blanca. También hay discusiones estúpidas sobre cosas cotidianas. Sobre las toallas mojadas, o las horas de sueño que necesita cada uno, o cuando me pisa por decimonovena vez.
Intentamos equilibrarnos, perdonar y olvidar, dejarlo estar. Centrarnos en lo importante. Llorar menos y sonreír más.
Todo sigue siendo natural. Seguimos encajando como siempre. Seguimos haciendo feliz al otro.
Creamos nuestra rutina en dos días.
A veces, mientras me lavo los dientes y lo veo preparando la ducha por el espejo, me asalta la sensación de que estamos casados. De que nos vamos relevando el uno al otro. De que compartimos algo. Algo mundano y nada especial, algo que nos hace poder vivir juntos sin que sintamos que es una carga. Nadie tira de nadie, nadie se siente intruso en la vida de nadie. Compartir.
El mundo, su mundo, me ve como una chica algo rara que se mete con él.
Él sabe todo el resto. Sabe que le mando besos por el espejo del coche, sabe que lo miro fijamente cuando nadie me ve, sabe que me río sin necesidad de que me haga cosquillas, sabe lo bien que me sienta una sábana, sabe que sin él en la ducha no recuerdo si me estoy enjuagando el champú o el acondicionador, sabe que el mejor sitio para su brazo es debajo de mi cuello, sabe que me hago fotos ridículas con el pelo en la cara, sabe que le aprieto fuerte la mano cuando estamos rodeados de gente y necesito saber que sigue ahí.
Y hoy descubrirá algo más. Mientras está trabajando, como ahora mismo, tengo un pequeño hueco sobre el esternón.
Porque aprendí tan rápido a vivir con él, que ya no sé cómo hacerlo sin él.
11.8.09
Multitasking.
Durante estas tres semanas que estuve al mando de la casa y la tienda familiar, aprendí que puedo hablar por teléfono y atender un cliente a la vez, poner los platos en el lavavajillas mientras se bate la parte blanca de la tarta de queso, limpiar la vitrocerámica mientras hago planes para salir por teléfono, escribir un mensaje mientras cocino, leer mientras camino (aunque esto lo sé desde los 7 años), poner la mesa mientras ordeno el comedor, y rezongar mientras hago la cama ("si querés también me meto un plumero en el culo y plumereo").
Oficialmente soy mi mamá.
10.8.09
2.
Facts de Chicomar:
- Cuando vibra el móvil y no eres tú, me decepciona un poco.
- A veces me gustaría que mi vida se detuviera y poder tumbarme a tu lado por un momento en la hierba del Monte de San Pedro a coger aire.
8.8.09
7.8.09
5.8.09
4.8.09
3.8.09
9.
Nueve.
Nine.
Neuf.
Neun.
Nou.
Nove.
Nëntë.
Девет.
Devět.
九.
Devet.
Ni.
Deväť.
Üheksa.
Yhdeksän.
Εννέα.
Negen.
Kilenc.
Sembilan.
Deviņi.
Devyni.
Disa '.
Dziewięć.
Nouă.
Девять.
Nio.
Siyam.
Dokuz.
Дев'ять.
Số chín.
My name is Earl.
Ayer descubrí que probablemente ayudé a que un chico le pusiese los cuernos a su novia.
Karma will come back to haunt me.
Karma will come back to haunt me.
La noche-nebulosa.
Así estábamos, a oscuras, hablando sobre que es la primera vez que paso tanto tiempo separada de mi hermano desde que nació, de tu viaje para hacer pesca submarina y de cómo serás un adicto al trabajo, de David Carradine colgado del armario, de queso, dulce de leche y pavos, de la lucha de consciencias, de los enamoramientos.
Y éramos nosotros, y te veía en penumbras y decía que eras cómodo, y cada 10 minutos me decías que te alcance el agua, y te recitaba cosas que escribí para vos y sobre vos en este mismo sitio, y nos reíamos y te olía.
Y éramos nosotros de nuevo en tu salón dos años antes, uno en cada extremo, hablando de lo mucho que nos gustaría pero sabiendo que no iba a pasar, al menos mientras no fuésemos sólo dos.
Hay cosas que nunca cambian. Como mirar fijamente tus pestañas arqueadas con la luz azul del amanecer.
Hay cosas que sí cambian. Como comprender por qué nunca nos acostamos.
Y éramos nosotros, y te veía en penumbras y decía que eras cómodo, y cada 10 minutos me decías que te alcance el agua, y te recitaba cosas que escribí para vos y sobre vos en este mismo sitio, y nos reíamos y te olía.
Y éramos nosotros de nuevo en tu salón dos años antes, uno en cada extremo, hablando de lo mucho que nos gustaría pero sabiendo que no iba a pasar, al menos mientras no fuésemos sólo dos.
Hay cosas que nunca cambian. Como mirar fijamente tus pestañas arqueadas con la luz azul del amanecer.
Hay cosas que sí cambian. Como comprender por qué nunca nos acostamos.
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