Nunca tuve que compararme con las modelos de las revistas porque siempre estuve rodeada de mujeres increíbles y "más algo" que yo.
Más altas, más delgadas, con las piernas más bonitas, ojos más verdes, pechos más grandes, caderas más estrechas, barriga más plana, pelo más liso o más rizado. Más listas, más simpáticas, con mejor voz, más sociables, más atractivas.
Más todo.
Pero eso poco importaba entre nosotras.
Y poco me importaba a mí.
Porque si algo aprendí de todas ellas es que el césped siempre es más verde en el jardín del vecino.
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