Cada vez que veo la luna llena a través de la ventana de esta habitación,
recuerdo la primera noche que no dormí con vos en mi cama,
en nuestra cama,
ocho meses atrás.
Cada vez que veo la luna llena a través de la ventana de esta habitación,
recuerdo mis lágrimas y mi llanto desgarrado por no tenerte,
y me siento sola,
más sola aún.
26.5.10
11.5.10
5.5.10
Small.
"En fin"
"Serafín"
"¡No vuelvas a nombrar a otro hombre mientras estás en la cama conmigo!"
"¿Cómo sabés que estoy en la cama?"
"Preciosa, te conozco lo suficiente como para saber que estás en la cama..."
"Vaaaaaale, estoy en la cama..."
"Serafín"
"¡No vuelvas a nombrar a otro hombre mientras estás en la cama conmigo!"
"¿Cómo sabés que estoy en la cama?"
"Preciosa, te conozco lo suficiente como para saber que estás en la cama..."
"Vaaaaaale, estoy en la cama..."
Gracias.
Y cuando mi mundo se derrumba, él sigue estando ahí.
Y me dice "No llores, que ya estoy aquí". Y así es. Está aunque no esté, está aunque lleve meses sin estar.
Y aunque daría lo que fuera porque pudiese abrazarme, aprendí a amar sus abrazos metafóricos, la manera en la que su voz me acaricia la cabeza y sus palabras me sostienen hasta que me calmo.
Y sé que ahí está él, la persona que cree en mí aunque yo no lo haga, el que ve lo que puedo dar y me empuja a darlo, el que me quiere feliz y entera.
Y quién sabe. Quizás visite su habitación con mar. Quizás podamos recordar juntos el día que llevaba plumas en la cabeza y comimos solos y nos tiramos en el suelo de la plaza del Ayuntamiento y nos gritamos y nos llovió encima y lo quise mucho mucho mucho. O quizás lo tenga para siempre ahí, justo del otro lado, listo para acariciarme sin tocarme y besarme sin hablar.
Y me dice "No llores, que ya estoy aquí". Y así es. Está aunque no esté, está aunque lleve meses sin estar.
Y aunque daría lo que fuera porque pudiese abrazarme, aprendí a amar sus abrazos metafóricos, la manera en la que su voz me acaricia la cabeza y sus palabras me sostienen hasta que me calmo.
Y sé que ahí está él, la persona que cree en mí aunque yo no lo haga, el que ve lo que puedo dar y me empuja a darlo, el que me quiere feliz y entera.
Y quién sabe. Quizás visite su habitación con mar. Quizás podamos recordar juntos el día que llevaba plumas en la cabeza y comimos solos y nos tiramos en el suelo de la plaza del Ayuntamiento y nos gritamos y nos llovió encima y lo quise mucho mucho mucho. O quizás lo tenga para siempre ahí, justo del otro lado, listo para acariciarme sin tocarme y besarme sin hablar.
2.5.10
Suscribirse a:
Entradas (Atom)