Anoche murió mi abuela.
Mi abuela, que hacía mucho que no era mi abuela. No la que se fue a Argentina con 17 años, trabajó de lo que pudo, se casó, enviudó, siguió trabajando. Mi abuela, que venía a mi casa todos los días a hacernos la comida y estar con nosotros hasta que llegaba mi mamá. Mi abuela, que siempre pudo con todo, que era testaruda, que era fuerte. Mi abuela, a la que tanto me parezco.
Esa abuela hace tiempo que no existe. El Alzheimer que se la tragó, y nos dejó... otra cosa en su lugar.
Y por eso no siento nada. Por eso me exigen que tenga sentimientos que no tengo.
Todos esperan que me comporte de alguna manera. Esperan que sienta su pérdida.
No lo hago. Hace tiempo que se fue.
Ahora simplemente es libre.