Me estiro y me sigue, calor y cosquilleo.
Levanto la cabeza y lo miro, brillando sobre mí.
Me recorre despacio, muy despacio, desde la primera célula de mis pies hasta la última de mi cabeza.
Intento abarcarlo, pero no puedo. Quiero sentirlo con cada poro, con cada milésima de mi piel.
Me estiro y me retuerzo, gatita mimosa.
Mi amante solar.