28.12.13

Hace dos años, algo que empezó como nada terminó siendo mucho.
Estoy con una persona que me da seguridad, con la que no tengo que ocultar o cambiar quien soy, que no tiene miedo de demostrar sus sentimientos, que me hace reír y llorar de alegría, con la que puedo tener conversaciones totalmente honestas sobre cualquier tema.
Alguien que, por primera vez, me lleva a plantearme que quizás soy suficiente, que quizás no necesito cambiar drásticamente para que alguien me quiera, que quizás soy una buena persona, y una persona interesante que no necesita demostrar nada.

No sé cómo sería mi vida sin él, y no quiero descubrirlo.
Porque me hace más. Querer ser más, aspirar a más, relajarme más.
Contrarresta mis humores y mis ánimos y mis arrebatos, y me muestra que podría ser diferente, pero que no tengo que serlo.

No significa que todo lo anterior haya sido malo.
Pero por primera vez siento que puedo relajarme totalmente y dejar de intentar controlarme, y sentirme mal cuando no lo consigo.

Me quiere como soy, y yo lo quiero como es.
No hay nada mejor que eso.